martes, 16 de febrero de 2021

Cómo fue la experiencia de formarme como profesora de Yoga

Hoy me apetecía hablaros de la experiencia formándome como profesora de Yoga, porque la verdad es que estoy muy contenta con las dos últimas formaciones que realicé durante 2020, que fueron una de profesora de Yin yoga, y otra de profesora de Ashtanga - Vinyasa Yoga. En mi caso me formé en Sampoorna Yoga, India. Debo decir que la pandemia nos ha traído cosas buenas, ya que el mundo se ha visto obligado a cambiar, y cientos de escuelas de yoga en todo el mundo han tenido que adaptarse a hacer los cursos vía Zoom, porque no podían tener alumnos en físico en sus escuelas. Y eso ha posibilitado que en 2020 pudiéramos hacer formaciones en cualquier parte del mundo, conectando en directo a través de Internet. La escuela que yo elegí estaba en la India, a donde no hubiera podido ir de otra manera. 

Cuando hice estas formaciones, llevaba practicando cuatro años, y ya tenía una formación de 300 horas de Hatha Yoga. Quiero recordar, varias cosas sobre las formaciones para ser profesora de Yoga para las personas que no sepan de estos temas, la primera es que las formaciones son intensivas, por lo tanto, por ejemplo en las grandes, de 200 o 300 horas, puedes estar tres semanas o un mes haciendo yoga y estudiando sin parar, cuando son en físico, es decir, presenciales, en las escuelas están durante la mañana y la tarde formándose, por eso son tan cortas, porque son intensivas. La segunda cosas que quiero recordar es que las formaciones se hacen con dos objetivos, el primero que seas yogui y quieras profundizar en tu yoga, aprender más, hacerte experto, y la segunda es que quieras ser profesor de yoga y por ello te formas. Y la tercera, es que hoy en día, se da importancia a que las formaciones estén avaladas por Yoga Alliance, eso quiere decir que las escuelas están preparadas para dar formación de calidad, y para formarte realmente (estás dos que he hecho están avaladas por Yoga Alliance.)

El curso de Yin yoga fue perfecto, maravilloso, me encantó y aprendí muchísimo de anatomía, y de Yin yoga, y lo uso todo, pero creo que sobre todo voy a hablar de mi experiencia con el curso de profesora de Ashtanga - Vinyasa. 

Pienso que formarme como profesora de Vinyasa era una de las ilusiones de mi vida, y estoy muy agradecida por haber podido cumplir este sueño. En mi caso llegué al yoga porque estuve muy malita (por motivos genéticos) y perdí mi salud, mi forma física, tuve que dejar mi trabajo, y comenzar una nueva vida, y el yoga, durante todos estos años me ha ayudado a mejorar y a tener calidad de vida, pero debo decir que es el Vinyasa flow el que me ha dado un empujón y me ha ayudado, sobre todo con la fatiga crónica que padezco. Así que yo quería más, quería profundizar, quería saber todo sobre el vinyasa y quizás algún día dar clases a personas que hayan pasado por la misma experiencia que yo.

Así que un día me lie la manta a la cabeza y me apunté primero al curso de Yin yoga, y tras terminar este, al de Ashtanga - Vinyasa. La experiencia fue maravillosa, en cuanto al segundo, que es del que más os quiero hablar, fue un curso muy completo, donde dimos de todo, anatomía, filosofía, ejercicios de pranayama, meditación, técnicas de enseñanza, clases de Ashtanga, clases de Vinyasa flow, cómo estructurar las clases, etc. Nos hablaron de todo lo que os imaginéis que tenga que ver con la vida que llevan los yoguis en la India, con su cosmovisión, con sus creencias, filosofía de vida, con lo relacionado con la higiene, el modo de vida, etc. Además las profes respondían nuestras dudas en directo. 

Había cinco profesores, dos de la India, que son profesores de Ashtanga, que me maravillaba la facilidad con la que practicaban, nos enseñaron la serie uno de Ashtanga, y aprendí muchísimo, sobre todo porque me daba cuenta de que entraban en las posturas de manera diferente a como muchos profesores te enseñan aquí que parece que todo tiene que ser tan rígido y tan estático, y tienes que estar tan recta y tan tiesa, pero en esta escuela nos enseñaban que cada uno somos diferentes, y que anatómicamente los asanas no se pueden ver igual en todos, y que muchas veces hay que adaptar. Una de las cosas que me llamaba la atención es como no dejaban las piernas totalmente rectas, no bloqueaban muchas veces las rodillas, haciendo mucho más fácil entrar en los asanas, haciendo todo mucho más orgánico, natural, es un detalle quizás un poco superfluo para algunos, pero a mi me sirvió mucho.

También teníamos a la profe de anatomía, que es de Costa Rica, que es completamente experta en el cuerpo humano y se notaba totalmente, y la verdad es que aprendí mucho porque había muchas clases de anatomía, ella también dictaba las clases de ashtanga, las explicaba y hacía de traductora. Gracias a ella ahora sé que a veces me duelen los músculos extensores de la columna por ejemplo, la amplia gama de movimientos que tienen nuestras articulaciones, como se estructuran los tejidos de nuestro cuerpo, etc.

Y también teníamos a dos profes españolas, de Vinyasa (y muchos otros tipos de yoga, pero en este curso se centraban en vinyasa), la primera nos enseñó sobre Filosofía del Yoga (algo que es muy, muy amplio, porque comprende la historia del Yoga, de dónde procede, creencias, forma de vida, etc.), también nos dio clase sobre pranayama (me encantaron esas prácticas), y la segunda nos dio clase de técnicas de enseñanza, de meditación y de Vinyasa flow, y eran unas clases maravillosas con las que armonicé muchísimo (creo que la profe con la que armonicé más fue con ella porque es más parecida a mi, en sus ritmos, en sus creencias, en el modo de vida).

¿Cómo me han ayudado estas formaciones?, pienso que en el momento no te das cuenta, tienes que dejarlo reposar un poco para entender como ha cambiado tu práctica. En mi caso, no solo profundicé muchísimo en mi yoga, aprendí mucho más sobre anatomía, sobre qué estás haciendo en realidad con tu cuerpo en cada asana, también pude entender mucho más las distintas prácticas de pranayama que ya realizaba, la parte de ashtanga fue brutal, porque fue como ir a la raíz, ya que el Vinyasa flow deriva del Ashtanga yoga, y la mayoría de las posturas son las mismas o derivan de él, y el curso me hizo amar el Ashtanga. Pero yo creo que lo que más me gustó fue todo lo que tenía que ver con como componer las clases, con la estructura de estas, los tipos que hay, como colocar los distintos tipos de asana dentro de las secuencias, y en definitaba aprender como se secuencia una clase de verdad. A mi me encanta componer secuencias, y aquí aprendí como se hace de verdad. Si sabes como se crean las clases y secuencias, puedes adaptar las clases a las personas, a sus necesidades, y claro está, primero debes empezar por ti, y experimentarlo, antes de llevarlo al exterior, y me maravilló. El tema es que yo tengo fatiga crónica, mis niveles de energía nunca son iguales, y con toda esta información, he creado muchísimas secuencias adaptadas a mi, a los niveles de energía que puedo tener, a lo que quiero conseguir físicamente según mis necesidades, a lo que quiero conseguir según como me encuentre emocionalmente, y claro, gracias a esto es como si hubiera despegado, y la gente me dice "cómo has avanzado", y ha sido por aprender a adaptar el yoga a mi, y eso me permitirá en un futuro adaptar también el yoga a otros. 

También me gustaron mucho las practicas de pranayama, y las de meditación, y ohh, las clases mandala, al principio me pareció raro, luego engancha un montón. 

La verdad es que me siento muy feliz con todo lo aprendido, y la sensación que tengo actualmente es cómo cuando estás en una crisálida y te estás convirtiendo en mariposa, ya sé que es muy raro. En mi caso no voy a dar clases ahora, porque siento que necesito ganar más fuerza, pero me siento muy agradecida por todo lo que he podido aprender que me ha ayudado a profundizar en mi yoga. Y pienso que las formaciones de este tipo pueden ser transformadoras.

Espero que os haya gustado mi entrada, nos leemos en la próxima.

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