Todos tenemos un sistema inmune, que mediante las defensas se encarga de rechazar los microorganismos perjudiciales para mantener nuestra salud e integridad física. Pero cuando nuestras defensas están bajas, todo empieza a fallar un poco, nos resfriamos constantemente, cogemos infecciones, no nos curamos con facilidad, cogemos herpes labiales y boqueras, estamos muy cansados, las heridas tardan más en cicatrizar, nos duelen los músculos, etc...
Hay que tomar vitaminas y minerales, ya sea mediante una alimentación sana y equilibrada, y si la cosa está muy mal, podríamos tomar algún complejo vitamínico.
Algunas plantas aumentan nuestras defensas como: la uña de gato, la equinácea, el regaliz, la espirulina, el espino albar, las hojas de grosello, el tomillo, el escaramujo, la alfalfa o la genciana. Podemos usarlas en infusiones.
Podemos usar antibiótico naturales (los antibioticos inhiben o eliminan el crecimiento de microorganismos), que tienen la ventaja de que no tienen efectos secundarios, respetan los microorganismos beneficiosos para el organismo, no son peligrosos por acumulación, y son baratos.
Antibióticos naturales: ajo, cebolla, equinácea, jengibre, tomillo, romero, menta, champiñones, y níscalos.
Los productos lácteos fermentados ayudan a aumentar nuestras defensas, como el yogur.
Es importante reducir las situaciones estresantes, ya que el estrés puede ser la causa de las bajas defensas.
También es importante hacer ejercicio para mantenernos más fuertes, y sobre todo dejar los vicios, como el tabaco o el alcohol.
Otro factor que puede causar las bajas defensas es la falta de sueño, es conveniente dormir como mínimo 8 horas.
También hay que tener cuidado con los cambios de temperatura, porque por mucho que nos esforcemos, nuestro cuerpo estará haciendo un esfuerzo inútil.
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