lunes, 4 de enero de 2021

El yoga y el dolor, estamos hechos para movernos

Esta es una reflexión que tengo en mi cabeza desde hace tiempo, ya que ocurre un fenómeno muy curioso en referencia al yoga, y al dolor muscular. Eliminar el dolor es uno de los objetivos de algunas personas a la hora de hacer yoga, pero aunque hablaré brevemente de ello, no es eso concretamente sobre lo que va mi reflexión de hoy, lo que quería tratar en esta entrada es el dolor que se produce cuando dejas de hacer yoga durante unos días, un dolor que hace que el cuerpo te pida tu dosis de yoga, una vez que te empiezas a mover, necesitas más. 


Nunca he sido una persona que sufra dolores, pero estoy siempre moviéndome, soy algo hiperactiva, y parece ser que una de las claves por las que no engordo es esta, ya que incluso realizo micromovimientos todo el tiempo, si estoy sentada me estoy moviendo, muevo los pies al compás de la música, muevo las manos para tocarme el pelo o rascarme, no hay un solo segundo en que pueda dejar de moverme. Por ello quizás nunca he sufrido ese tipo de dolor que es precisamente el que puede calmar el yoga, el dolor que causa la inactividad y la vida sedentaria en la musculatura y en las articulaciones. (Por favor, se que algunos sufrís dolor debido a enfermedades concretas y de difícil tratamiento, no quiero que penséis que no os tengo en cuenta, se que hay algunos tipos de dolores que incluso el yoga no podría calmar.)

Y entonces, ¿cuál es ese dolor del que hablo? Cuando comienzas a hacer yoga, mueves todos los músculos de tu cuerpo, los estiras, los contraes, mueves y comienzas a trabajar con músculos que jamás en tu vida habías utilizado, y que ni sabías que tenías, y en principio la sensación en maravillosa, como de despertar, y la euforia que causa es un auténtico disfrute, se segregan oxitocina, endorfina, etc, y nos quedamos tan relajados y a gustito. Pero un día, dejas de hacer yoga por alguna razón, puede ser que pases unas semanas enferma, o en mi caso que paro con la menstruación porque me causa que se me corte y al volver da muchos problemas, y esos días no hago, y es en ese momento en que te paras, cuando empiezas a sentir dolor, en mi caso lo siento en la espalda, en los trapecios, que es el músculo que más se me desarrolla, pero también el que se me suele contracturar más, y en este caso, el que parece gritar "yogaaaa, quiero yogaaaaa" cuando paro unos días. 


El otro día escuché decir que las bailarinas de ballet sufren también estos mismos dolores cuando dejan de bailar por un tiempo, y solo se les calman cuando vuelven a bailar, a los yoguis nos pasa igual, quizás los que no necesitan parar, nunca lo hayan notado, pero así ocurre. Muchos movimientos del yoga son compartidos con los del ballet. 

Todo esto a mi me lleva a una reflexión, estamos hechos para movernos, si llevamos vidas sedentarias, mucho tiempo en el sofá, mucho tiempo sin movernos, nos debilitamos, los músculos se atrofian, las articulaciones se debilitan, y sufrimos dolor. Si paramos de hacer nuestra práctica, los músculos comienzan a doler. Cuando hacemos yoga nos movemos tanto, que nuestro cuerpo lo acepta como volver a un estado natural, y cuando dejamos de movernos, nos duele porque el estado antinatural es estar tirado en el sofá. Nuestros cuerpos están hechos para el movimiento, pero parece que no nos damos cuenta, no somos capaces de entender muchas de las cosas que necesitamos, y que muchos de nuestros problemas podrían solucionarse con cosas como el ejercicio, la luz del sol, el aire puro, las salidas a la naturaleza, tan simple, y tan cercano, porque estamos hechos para vivir con estas condiciones, y no encerrados entre cajas de hormigón.

Espero que os haya gustado esta reflexión.

Es un texto original de Isabel Galiot, todos los derechos reservados.


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