domingo, 9 de enero de 2022

Viviendo el yoga: ¿cómo ha cambiado mi práctica en éstos últimos 10 meses?

Ya que esta es una de las secciones más vistas del blog, procedo a escribir una actualización de esta especie de bitácora, dónde os hablo de cómo ha mejorado mi práctica y todo lo aprendido.

Continúo con mi vida de yogi, si habéis leído las entradas anteriores ya sabréis que comencé mi camino en el yoga debido a problemas de salud, o más bien diríamos barreras que parecen ser genéticas. En éste momento de mi vida están casi todas controladas y estoy bien, lo único que no parece solucionarse es el cansancio y la fatiga, me siguen revisando y me dicen que es fatiga crónica pero buscan su origen haciéndome muchas pruebas (y me encuentro en la situación de que soy una de esas millones de mujeres que padece este cansancio y otros síntomas que te impiden hacer ciertas cosas que se exigen de nosotros, pero el siglo XXI esta cambiando a los individuos que están naciendo, en este mundo contaminado y lleno de mala alimentación, se nos exige que trabajemos hasta reventar, y la población cada vez tiene más enfermedades raras que tienen estos síntomas, entre ellos el agotamiento físico, la debilidad, el malestar...) Y después de contaros esto, os digo que el yoga es mi herramienta para poner remedio a mis síntomas, e intentar restablecer mi nivel de energía y fuerza, que es ahora mismo lo que no tengo controlado, así que sigo considerándome una especie de "yogini guerrera", que lucha contra esta barrera.


En estos 10 meses, por supuesto he mejorado físicamente, (de hecho he ganado peso, y he conseguido volver a mi peso inicial), pero siempre, siempre, las mejorías y aprendizajes son mentales. Físicamente he mejorado, porque he conseguido hacer asanas que pensaba que nunca podría hacer, debido a mi poca fuerza física y a que yo desarrollo poca musculatura por mi genética. Pero a la misma vez he aprendido que digan lo que digan algunos profesores, que se empecinan en repetir que si no puedes hacerlo es porque no tienes suficiente fuerza, la realidad es que los asanas se tienen que ir construyendo poco a poco en el tiempo, hay una manera de entrar y salir, hay una manera de colocar el cuerpo, hay una metodología para construirlos, y una vez que aprendes como construirlos realmente, es cuando entras y los haces, entras en el asana, aunque no tengas a penas fuerza y pienses que jamás lo harás. En referencia a esto, adicionalmente aprendí que aunque hay profes que te dicen que un asana se construye de una determinada manera sí o sí, siempre así, y te explican que esta parte del cuerpo tiene que estar a 90 grados, y esta otra a otros 90 y así, cada uno de nosotros somos diferentes, nuestro centro de gravedad está a distinta altura, nuestra estructura ósea y muscular es diferente, y para todos no sirven los mismos sistemas. Cómo dice Bernie Clark "Your body, your yoga", para cada cuerpo funcionan cosas diferentes. En mi caso, la construcción estática y rígida no funciona, y en cambio, con clases de profesoras que entran dinámicamente de una postura a otra, he conseguido hacer asanas que pensaba que nunca llegaría a hacer, porque otros profes decían, si no puedes ponte un bloque, sino puedes necesitas mas fuerza, cosas que muchas veces no son así.


El yoga me ayuda físicamente de muchas maneras, y prácticamente todos los días recibo las felicitaciones de personas que me conocen en físico y que me han visto muy malita, debido a la mejoría; y también de médicos que me revisan y que ven que tengo movilidad, que he mejorado abismalmente. Aunque sigo cansada y débil, el yoga ha hecho que mi capacidad física mejore enormemente, y pienso que también mi calidad de vida. Estas cosas me dan que pensar, la capacidad física no tiene mucho que ver en mi caso con el cansancio y el agotamiento.


Una de las cosas de las que más me doy cuenta de que he aprendido, ahora que llevo unos cinco años y seis meses practicando yoga, es que cuando comenzamos, nos retamos constantemente a nosotros mismos, es como si compitiéramos con nosotros mismos: si haces la pinza, quieres llegar hasta abajo sí o sí, y pegar tu pecho o tu cara a tus piernas; si haces el bailarín, quieres bajar lo máximo posible (aunque si bajas más vas a entrar en Sugar cane), y cosas así, realmente estas forzando mucho tu cuerpo. Con el paso del tiempo, aprendes a no forzar, y aprendes que no pasa nada por no entrar en tanta profundidad, aunque puedas hacerlo. También aprendes que si no puedes hacer un asana ahora, y compañeras de formación si pueden, no pasa nada, porque he aprendido completamente que mi cuerpo es diferente y que yo llegaré a hacer algunos asanas rápidamente y otros mas tarde, quizás algunos nunca, pero me siento tranquila y no tengo prisa, ni pena si nunca los llego a hacer. Creo que estos son aprendizajes importantes para cada yogi.


Hace algunos meses pasé por mi primera lesión, y eso fue un aprendizaje enorme, tuve muy inflamados los ligamentos del sacro, no me podía doblar ni hacer asanas básicos, lo pasé muy mal, no tanto físicamente, aunque la lumbalgia duele, cómo psicológicamente, porque tienes que empezar de nuevo, de cero, no puedes ni hacer balasana, imagináos. Pero el aprendizaje fue grande porque, aprendes que no pasa nada, si tienes que empezar de cero, pues empiezas. Actualmente, la sanación en algunos tipos de lesiones, no implica parar y reposar, porque luego la articulación podría quedarse rígida para siempre, sino que para sanar se realizan todos los días series de movimientos que te rehabilitan, y así lo hice durante dos meses y ahora estoy como si nada hubiera pasado. Pero todo esto le dio otra dimensión al yoga, incluso al deporte para mí, porque cuando veía documentales sobre deportistas, era consciente de cosas que antes mi mente dejaba pasar. Me di cuenta de que las personas que realizan actividad física a diario, sobre todo si es de un modo intenso, o de un nivel que no es básico (y más los deportistas de élite), sí o sí, se van a lesionar en algún momento. Lesionarte a veces no tiene por qué significar que has sido imprudente, sino que es el resultado de un camino, en el que estás trabajando con tu físico, si te lesionas es porque haces actividad física a diario, y esto tiene que ocurrir en algún momento, aunque tengas cuidado. Si me he lesionado es porque soy yogi y me lo tomo en serio, y practico mínimo 5 veces a la semana. La lesión además me ayudó a entender mucho más como funciona nuestro sistema muscular y óseo, como se curan las lesiones hoy en día, me hizo admirar mucho a los fisioterapeutas y a los osteópatas, me hizo tener aún más paciencia de la que había tenido que desarrollar, ser más humilde con mi práctica y mimar incluso más mi cuerpo.


Estoy aprendiendo cosas nuevas, cómo podéis ver en Instagram, estoy aprendiendo a usar la rueda de yoga, que no es fácil, pero puede servir de apoyo si no tenéis mucha fuerza, y ayudar a conseguir entrar en ciertos asanas que todavía no puedes hacer sin soportes, y la verdad es que es divertida, aunque hay que tener mucho cuidado, porque te caes fácilmente, ya que estás en equilibrio sobre ella. 


También he aprendido mucho sobre yoga y cardiopatía, en España hay poca info, pero en EE.UU hay mucha, una de las cosas que he aprendido, es que el ejercicio dinámico aeróbico puede ayudarte a evitar cosas que temes en relación con tu cardiopatía, ya que al entrenar tu corazón, cuando haces esfuerzos, no suben las pulsaciones tanto como si no estuviera entrenado, y por lo tanto, hagas lo que hagas, el impacto para tu corazón y arterias, es menor. Os parecerá una tontería, pero para mí es una revelación, ahora pensaréis en Indurain, y diréis "Obvio Isa, es así", pero cuando estás preocupada no piensas en eso. 


He estado haciendo varios cursos en relación con el yoga y practicas relacionadas con la cultura hinduista, ya que tienen que ver con las prácticas del yoga, no porque yo vaya a ser hinduista, ya que yo siempre estoy desde hace muchos años estudiando antigua cultura germánica y escandinava, por lo menos desde la adolescencia, imaginaos, pero hay que volver a la raíz de las cosas para poder entender qué estamos haciendo, sobre todo si parte de lo que practicas deriva de otra cultura antigua y milenaria. Aunque históricamente, el origen del yoga que conocemos hoy en día, no solo tiene que ver con India, sino también con la Europa de principios del siglo XX, por eso para algunos parece un deporte, aunque no lo es, responde a lo que buscaba la sociedad europea de la época, hay muchas curiosidades respecto a esto.

Así que todo está bastante dominado, y sigo con mi práctica con mucha ilusión, tranquilidad y paciencia.

Espero que os haya gustado esta entrada, nos leemos en la próxima.

Es una entrada original de Isabel Galiot, todos los derechos reservados.

No hay comentarios: