Soy una persona muy reflexiva, que siempre estoy pensando y sacando conclusiones de todo, y hoy me apetecía escribir una pequeña entrada sobre yoga y sobre mi reflexión de hoy, que trata sobre que la práctica del yoga es algo palpable y real en nuestras vidas. Veréis, los que somos blogueros, y también las personas que estamos muy presentes en redes, por ejemplo en mi caso en Instagram, porque me gusta mucho la fotografía, que es algo que me han inculcado mucho mis hermanas, tendemos a estar en entornos donde tenemos muchas amistades y conocidos a través de Internet...
... y a menudo nos encontramos con personas a las que les vuela la imaginación, con personas que viven a través de Internet, con personas que liberan su frustración en las redes, y con influencers que acusan a otros de postureo. Y reflexionaba sobre que al margen del tiempo que pases en Internet, al margen de los posers que te rodeen, esa hora de yoga diaria, esa práctica día a día durante meses y años, es algo palpable y real. Es algo por lo que estás luchando en tu vida, pero también es un refugio cuando te encuentras con el estrés, la ansiedad, o simplemente estás en entornos con gente agobiada que tiene la necesidad de estallar para desahogarse. Te bajas del carro de Internet y te sumerges en la vida real por ejemplo con tu práctica de yoga.
Tu mente se ha ido haciendo año tras año a la meditación y ahora entra en estados alterados de conciencia en seguida, tu cuerpo está habituado a todas esas sustancias que segrega tu cuerpo y que te hacen sentir bien, tus músculos ansían estirarse y retorcerse y volver a estirarse, porque son algo físico y necesitan de ello. Trabajas tu desarrollo personal y mental, trabajas tu concentración, tu disciplina, tu paciencia y tantas cosas, que no vas a trabajar en Internet.
Todo lo que yo os enseño siempre es fruto de años de trabajo, el jardín por ejemplo, es algo vivo, es algo real, es algo físico. No todos vivimos 24 horas en Internet. Es necesario trabajar en algo propio que te haga crecer y mejorar, es necesario centrarse en cosas reales, no solo en los mundos de Internet. En mi caso dedico horas a prácticas que tienen que ver con el desarrollo personal, y lo saben muy bien los que me siguen, y los que han acudido a mi buscando respuestas o un poco de luz a su oscuridad. Vivo en un camino de trabajo y trabajo y trabajo, que dura años y años, y siempre que quiero algo lo consigo por esta misma razón, no importa lo largo que sea el camino, no importa los obstáculos que haya que rodear, y el yoga representa mucho este tipo de vida.
Que nadie os quite aquello por lo que habéis luchado, aquello que es real y palpable en vuestras vidas, recordad todo lo que habéis construido, todo por lo que os habéis esforzado, todo lo que habéis luchado por ser mejores personas, por tener la vida que queríais. Qué lo que enseñáis en redes sociales sea real y no fruto de un postureo, sino lo que realmente habéis construido y por lo que habéis luchado, sino vuestra vida estará hueca, vacía, será una farsa. Yo puedo estar orgullosa de que todo lo que os enseño es real, y es el fruto de un camino largo, largo, largo, de aprendizaje y esfuerzo, y seguiré por ese camino como he hecho toda mi vida, porque tengo tantísimos planes, y tanto por aprender y practicar. Tengo mucho que perfeccionar, y mucho por lo que luchar. Hoy hablábamos de yoga, pero deberíamos ser así con todo lo demás también.
Llevo el apellido Galiot porque es el de mi abuela, siempre me han dicho que me parezco a ellos físicamente, en las cosas que me gustan y en mi carácter, los Galiot eran extranjeros centroeuropeos que llegaron a la colonia de La Carlota en Córdoba, y su historia es de lucha y supervivencia, todas las historias de Galiots que he conocido son así. Y siempre que me encuentro retos, o veo cosas difíciles pienso: "Los Galiot son supervivientes.", y yo soy una Galiot.
Espero que os haya gustado mi reflexión.
Es un texto original de Isabel Galiot, todos los derechos reservados.
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