sábado, 21 de abril de 2018

Viviendo el yoga: Yoga y proyectos de vida

Hacía mucho tiempo que no hacía una entrada personal sobre mi práctica del yoga, y pienso que puede ser muy interesante hacerlas de vez en cuando, pero no puedo escribirlas tan asiduamente como planeé en el pasado, porque tiene que pasar bastante tiempo para que te des cuenta de como has avanzado, aprendido, cambiado, etc. Así que hoy vamos a hablar de ello de nuevo, del yoga y de la vida.


Estos últimos años he estado practicando yoga, aunque no tan asiduamente como me hubiera gustado, ya que por ejemplo, el año pasado tuve que tomar gluten durante muchos meses para que me hicieran las pruebas de la intolerancia, y me ponía realmente enferma, metida en cama con fiebre y demás, eso quiere decir que para mí, sinceramente, 2017 ha sido en parte un año perdido, porque tuve que parar... ¡todo!, lo que estaba estudiando, mis planes, y decirme a mí misma "tu no tienes la culpa, es necesario que pases por esto en este momento de tu vida, es un sacrificio para que te diagnostiquen que clase de intolerancia al gluten es la que tienes."


Aun así, practicaba yoga cuando  me sentía mejor, me obligaba, había veces que estaba débil y solo hacía el saludo al sol y las posturas de descanso, pero en octubre por fin pude dejar de tomar gluten PARA SIEMPRE, para el resto de mi vida, no mejoré hasta mediados de enero, y ahí, ahí fue cuando me puse más a fondo con todo lo del yoga, incluso decidí que ser una "yoguini" en casa (si me puedo llamar  así, porque es un sueño para mí), no era suficiente, quería aprender de verdad. Recuperé muchas cosas que planeé para mí y para mi vida durante 2016 y 2017, muchos estudios, mucho aprendizaje, mucha formación, con el único objetivo de ayudar a personas como yo, que están en este trance de mala salud, que seamos sinceros, es solo el principio, esto es lo que le espera a las nuevas generaciones si no cambiamos ¡ya!, y eso implica no contaminar, usar energías renovables, comer alimentos no contaminados, cambiar nuestra manera de pensar y de ver el mundo, cuidar tanto de nuestro planeta como de nuestros cuerpos. Y con todos estos sueños en mente, continué los estudios que había dejado aparcados desde 2017, que eran de Coaching nutricional. Los que me conocen de cerca saben bien que sueño con ser nutricionista desde hace más de una década y voy riñendo a todo el mundo para que no hagan dieta, sino para que aprendan a comer bien, y en el camino de mi vida, aun no he podido cursar estos estudios, pero ya es la cuarta vez que estudio nutrición. También ha sido una aproximación al coaching, con la firme creencia tras haber aprendido algo sobre coaching, de que sería una carrera perfecta para mí, y de nuevo una manera de ayudar a las personas que pasan por lo mismo que yo. 


Estos últimos meses he estado practicando yoga de una manera más seria y concienzuda de lo que lo he hecho en toda mi vida. Y es que se nota lo muchísimo que me he cuidado en 2017, me he mimado, he entendido el derecho que tenemos a ser felices y a tener nuestros momentos de descanso y de relajación, he reflexionado sobre todo lo que me puede ayudar, he implementado todo tipo de actividades qué o bien sabía por mi pasado que funcionaban y me iban bien, o bien han sido nuevas para mí y las he descubierto en mis ratos de investigación. Así que he mejorado, pero a costa de descubrir que no hay salud en estar sobre explotado, en sobre trabajar, y en descuidar tu salud y tu bienestar. Mi mejoría ha sido exclusivamente fruto de mi cambio de vida, y del esfuerzo que he puesto en cuidarme, y en que los médicos me miraran y remiraran e hicieran pruebas porque estaba harta de estar débil. Gracias a esto ahora por fin tengo mi diagnóstico de intolerancia a la lactosa (algo que ya sabía hace más de una década), pero además ya sé que no tolero el gluten, estoy pendiente de saber si soy celiaca o intolerante al gluten no celiaco.


Finalmente, por fin, por fin, por fin, estoy estudiando para ser monitora de yoga, uno de los estudios que están en mi larga lista o plan de acción sobre lo que quiero ser y aprender. Me siento eternamente agradecida. 


Con la práctica del yoga tanto de 2016, 2017 y 2018 he aprendido mucho, creo que ya os he comentado muchas veces que con el yoga y la meditación te llegas a conocer a ti mismo, más que nunca,  pero es curioso como muchas veces pensamos que nos conocemos físicamente, y esto es algo completamente erróneo, pensamos "no puedo saltar esta tapia", y a la mejor si podemos, y en yoga aprendes qué es lo que sí puedes hacer,  y lo que no, aún. Y esto tiene un sentido, tanto en yoga como en meditación aprendes a no escuchar a tu ego, tu ego es quien te dice "esa postura la hago yo en un pestañeo", y cuando te pones a hacerla, ves que no puedes. Los pensamientos de tu ego, por lo general, no son reales, y no hay que hacerle mucho caso, el ego es el que provoca en nosotros los bloqueos, el miedo, la envidia, la crítica hacia los demás y la autocrítica. Así que si practicas yoga y meditación, y aprendes a no escuchar a tu ego, también aprendes a ser paciente contigo mismo, a tranquilizarte si tienes miedo o no pensar mal cuando vienen a tu cabeza pensamientos críticos hacia otras personas, a no sentir celos si otros pueden tener cosas que tu no puedes, y un largo etcétera. No es solo una disciplina deportiva.


Y en cuanto a la meditación, que os voy a contar, la practico desde 2002, pero estos últimos años, sobre todo de 2013 en adelante es cuando la he practicado a diario, y no puedo dejar de recomendarla, por mil motivos, te hace aliviar estrés, ansiedad, nerviosismo e hiperactividad, te hace conocerte mejor, te hacer parar porque todos necesitamos parar todos los días nuestro cerebro un ratito, te hace conocerte mejor a ti mismo, te hace aprender qué es lo que realmente quieres y por tanto entender que todo lo demás es superfluo, mejora tu vida completamente.

Así que tanto yoga como meditación, son un camino de por vida, que cuando llegan, lo hacen para quedarse.

Y hasta aquí mis reflexiones blogueras sobre el yoga, la meditación y la vida, espero que os haya gustado.
Es un texto original de Isabel Galiot, todos los derechos reservados.

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