lunes, 19 de diciembre de 2022

Viviendo el yoga: ¿Cómo ha cambiado mi práctica en estos últimos 11 meses?

Vuelvo a escribir una entrada de esta sección, una de las más vistas del blog, en la que os hablo de cómo ha avanzado mi práctica de yoga en estos últimos 11 meses, desde la última vez que escribí una entrada de esta serie, y siempre partiendo del contexto de que tengo fatiga crónica y me cuesta un poquitín más que a otras personas, porque tengo poca energía y poca fuerza. Pero ahí sigo. Esta sección está siendo como una especie de bitácora que ido escribiendo durante estos 6 años inmersa en el yoga.



Este año, 2022, ha sido uno de los años más duros a la hora de continuar haciendo yoga, y todo se debe al cambio climático, recordemos que vivo en la provincia de Huelva, y si en toda la península, y digo más, en toda Europa, hemos tenido intensas olas de calor, que llegaron casi hasta noviembre, imaginaos viviendo en Andalucía, la cuna del calor. Era difícil, muy difícil, no solo continuar haciendo yoga, sino también haciendo cualquier cosa. Las temperaturas a las que hemos llegado este año han sido muy extremas, y el cuerpo pedía descanso. Aun así, he continuado, pero no con mi norma de "mínimo 5 veces a las semana". 


Pero ¿qué pasa cuando bajas el ritmo en yoga?, pues que todos esos dolores de los que se quejan las demás personas vuelven, y sabes que acudiendo a tu esterilla, a diario, se te quitarán. Así que he optado por sesiones más suaves, y menos variadas, creando una sesión para repetir cada día en la que trabajo todo, flexibilidad, fuerza, equilibrio, movilidad, etc, y sobre todo trabajo las dos posturas convencionales que más me cuesta hacer, que son Vasisthasana (la plancha lateral), y Uttitha hasta padangusthasana (de pie te coges el dedo gordo de un pie y levantas la pierna y luego la abres a un lado). 


Vasisthasana me sigue costando, no mejoro nada, quizás soy una persona demasiado alta para que me resulte fácil y cómoda, mido 1,74. En cambio he mejorado muchísimo en Uttitha hasta padangusthasana, pero pienso lo mismo, me cuesta por mi estatura. Otro cambio es que estas sesiones no las enseño en Instagram, me pongo en cualquier rincón y hago yoga, sin intentar enseñar un entorno idílico o un hogar bonito, solo estoy yo sin cámaras, y a veces eso nos hace mucha falta hoy en día.


Una de las novedades más destacables es que conseguí hacer Eka padda koundinyasana A y B, los splits voladores (el 17 de junio de 2022, el A). Puedo asegurar que pensaba que jamás iba a conseguir realizar estos asanas, ya estaba concienciada, llevaba tiempo trabajando en ellos, y no había manera, me desplomaba en el suelo, y pensaba que jamás tendría fuerza suficiente para realizarlos. Y aunque los profes siempre dicen que no es tanto cuestión de fuerza, porque en definitiva estás haciendo como una balanza con el peso de la pierna de delante y la de detrás, apoyando el cuerpo sobre tus brazos en 90 grados, no había manera. Pero como os he dicho otras veces, si algo no te sale, mira a ver como lo hace otro profesor. Así que un día, estaba viendo a Nika, en su Instagram @nikavission y me di cuenta de que ella con frecuencia en vez de entrar desde el perro de tres patas, u otras formas, entra desde el largarto, desde el lagarto baja y apoya la rodilla encima del brazo, etc, y esa tarde pensé: "lo voy a intentar", et voilá, me salió perfectamente. De nuevo era solo una cuestión de energía, yo no tengo reservas de energía como los demás, si me pongo a hacer muchas cosas en una sesión, me agoto y no puedo entrar en las posturas pico, pero si voy directa a la postura, la hago. (Gracias a Nika, si no seguiría sin poder hacer esta postura.) Con eka padda koundinyasana B entré con una forma que enseñaba @babiyogi en una de sus clases, de las que están en The class, ella entraba desde Parivrtta parsvakotasana, el ángulo lateral extendido, la versión donde estando en torsión tenemos las manos en oración sobre el pecho, luego ponía las manos en el suelo, se echaba hacia delante, y apoyaba la cacera y el fémur sobre los codos, extendiendo y levantando las dos piernas en el aire. Cómo me había salido el A, me aventuré a probar el B, y ¡sí! salió, pero de nuevo, sin dar demasiada caña primero, yendo más directamente a ello. Aunque me cuesta un poco estirar la pierna que está sobre el codo. (Gracias también a Babiyogi.)


En cuando a lo que pasó con los splits voladores, pienso que no sabemos nada de como son las cosas en realidad, pensamos que jamás vamos a poder hacer algo, y quizás es solo una ilusión, a la mejor si llegamos, pero a veces son necesarias formas alternativas, porque cada uno de nosotros somos diferentes, y hay mil maneras de hacer las cosas.

La sensación de volar en un split volador es maravillosa, de libertad, pero es necesario trabajar mucho la fuerza en los brazos, y la parte alta de la espalda, para que no te quedes luego contracturada. 

Estos han sido los cambios en mi práctica en estos meses, espero que os haya resultado interesante esta entrada. Hasta la próxima.

Es una entrada original de Isabel Galiot, todos los derechos reservados.

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